El Coronavirus ha generado algunos cambios en la rutina ecologista de las personas alrededor del mundo. La pregunta es si estos cambios serán estables o permanentes. Por ahora las personas sienten la presencia de una enfermedad, altamente contagiosa, que puede ocasionar la muerte. Lógicamente esto hace aflorar temores en la sociedad.
El Coronavirus es declarado como pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Y las características de propagación con alcance mundial, unido al desconocimiento de la enfermedad, obligaron a la OMS, a declarar al coronavirus como pandemia. Además el mundo no enfrentaba una pandemia, desde principios del Siglo XX, con la llamada “Gripe Española”.
Por lo que existe una gran incertidumbre, unida a una saturación de información poco veraz. Es notorio como la pandemia ha ocasionado tensión colectiva muy profunda. Día a día se observa que el miedo y el pánico afloran en las redes sociales, y en la vida de las personas. Compras compulsivas, frustración, estrés, pérdida del sueño, aburrimiento, cambios de comportamientos y depresión han aparecido en la sociedad mundial.
Si bien una parte de la sociedad ha mostrado egoísmo y codicia, otra parte muy importante ha evidenciado racionalidad, tranquilidad y solidaridad. Las acciones colectivas tratando de controlar la pandemia, se han hecho evidentes. Las personas individualmente han asumido su responsabilidad en esta lucha común y global.
Hasta Boris Jonhson y Donald Trump cambiaron
En un principio, cuando el Coronavirus no había manifestado su potencial, los presidentes de EEUU y UK, mostraron una actitud indiferente. Sin embargo, no fueron los únicos, en países como España, Italia, Francia, los gobiernos no tomaron las medidas restrictivas a tiempo. Lamentablemente hoy los ciudadanos sufren las consecuencias.
Es así, como en la medida que se profundizaron los estudios e investigaciones sobre la enfermedad, se han ido fortaleciendo las acciones. Según voceros del gobierno de EEUU, han recibido nuevos informes, con proyecciones de la propagación de la enfermedad.
También el gobierno inglés, ha recibido informes y en base a ellos han actuado, recrudeciendo las medidas. Efectivamente un estudio realizado por un equipo de investigaciones sobre el Covid-19 del Imperial College de Londres, divulgaron sus proyecciones. En este estudio concluyeron que el mundo no ha visto nada similar desde la epidemia de gripe española de 1918-1919, que dejó entre 50 y 100 millones de muertos.
Cambios en las políticas medioambientales
Los estudiosos del medio ambiente han pronosticado, que cuando la amenaza del coronavirus haya pasado, los países se centrarán en reiniciar su economía. Lógicamente esto traerá graves consecuencias en materia de contaminación. Podría haber una política mundial de estímulo económico a través de créditos y financiamientos. Esto traería como consecuencia un aumento de las emisiones de carbono.
Los expertos han señalado que los gobiernos del mundo están obligados a demostrar el mismo nivel de compromiso con la acción climática. Es imprescindible reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El fracaso en la mitigación del cambio climático podría conducir a mayores pérdidas tanto económicas como de vidas en el futuro inmediato.
Así mismo, estos expertos consideran que los paquetes de estímulo económico deben usarse sin descuidar el cambio climático. De acuerdo a esto es necesario producir un cambio, estable en el tiempo, de las prácticas comerciales y personales. Es vital lograr que estas prácticas sean más amigables con el medio ambiente y el clima.
El aislamiento y la cuarentena
En definitiva, los científicos consideran que solo hay dos opciones, para controlar la pandemia. Que lamentablemente implican grandes sacrificios sociales y económicos. La primera es minimizar la propagación con medidas como el aislamiento de personas en riesgo, la puesta de cuarentena de familias con individuos contaminados y la prohibición de concentraciones de personas.
La segunda opción mucho más drástica, busca la erradicación de la enfermedad. Esta incluye el confinamiento total de la población, cierre de colegios y universidades y limitación al máximo de los desplazamientos. Lamentablemente estas medidas solo las toman, los países que puedan pagar el precio.
Algunos cambios observados en el ambiente a nivel mundial, sugieren que la cuarentena es una oportunidad única para darle un respiro al planeta. Es así como se han registrado mejoras de la calidad del aire en muchos sitios. La cuarentena ha demostrado lo que puede lograr con la disminución de las actividades industriales y sociales.
Es evidente que acciones individuales diarias pueden darle continuidad a la batalla contra el aumento de la temperatura global.