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El consumo sostenible para preservar el planeta, es una necesidad imperante en todos los seres humanos. Es un hábito de vida que permite cubrir las necesidades básicas de las personas, pero que reduce a la vez el consumo de recursos naturales y sustancias tóxicas.

Por otra parte, el consumo sostenible genera una mejor calidad de vida al mismo tiempo que reduce las emisiones de desechos y contaminantes de los productos y servicios, al medio ambiente. Es así una estrategia de vida, en la que se actúa pensando en una mejor calidad de vida para las generaciones futuras.

En consecuencia, es una forma de preservar el planeta, pues el consumo está enfocado en causar el menor impacto posible al entorno. Y ello es posible ponerlo en práctica en la forma de vestir, de comprar, de movilizarse o de alimentarse.

Todo se reduce a llevar un estilo de vida sostenible y educar a los más pequeños a ser responsables con el medio ambiente. De esta manera se garantiza la protección de los recursos naturales renovables para las futuras generaciones.

Así, que es el momento de erradicar malos hábitos y adquirir hábitos de consumo sostenible para conservar el medio ambiente.

Un modelo de producción y consumo «basado en el despilfarro y el gasto excesivo», tal como lo definió en una oportunidad Alberto Garzón, ministro de Consumo, aumenta la huella ecológica de consumo y es insostenible.

Así mismo, señala que los planes del gobierno de España están orientados a que las personas adquieran productos no perecederos. Así como ampliar los contenidos sobre durabilidad, mantenimiento y capacidad de reparación de los productos no perecederos.

Producción y consumo sostenibles

La degradación medioambiental, producto del progreso económico y social en este último siglo, ha puesto en peligro los mismos sistemas de los cuales depende la humanidad. La continuidad de procesos de explotación intensiva ha tenido efectos muy destructivos sobre el planeta.

De hecho, el consumo sostenible es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible más importante para los países desarrollados. Ya que está enfocado en transformar los modelos económicos tanto de producción como de consumo actual, por unos más sostenibles.

Bajo este mismo sistema de consumo excesivo, se estima que un tercio de la comida que se produce en el planeta anualmente, termina dañada y podrida. Producto de deficiencias en el transporte y prácticas de recolección. Asimismo, hay alrededor de 2000 millones de personas obesas o con sobrepeso.

Y, por otra parte, el uso intensivo de la tierra ha degradado los suelos y disminuido su fertilidad, destruyendo la capacidad de producción de alimentos. Asimismo, el sector alimentario tiene el 30% aproximadamente del consumo de energía del total mundial y genera el 20% de las emisiones de GEI.

De continuar a este ritmo y estilo de vida actual, con sistemas de producción y de consumo excesivos, la población mundial en el 2050 estimada en 9600 millones de personas, requerirá tres planetas como la tierra para proporcionarle los recursos necesarios para subsistir.

Por lo tanto, es necesario reducir el consumo de bienes y servicios para cubrir las necesidades reales.

La pandemia da una oportunidad al mundo de preservar el planeta

La pandemia ha dado una oportunidad al mundo entero de hacer cambios importantes y definitivos hacia una economía más sostenible. Las personas tienen necesidades limitadas y el planeta también tiene limitados sus recursos para satisfacerlas.

Por lo que el ser humano debe entender y valorar esa limitante para evitar un impacto negativo en los recursos naturales que ofrece el planeta. Así que cambiar los patrones tanto de consumo como de producción es una necesidad. Y los límites que la sociedad se imponga deben reflejarse en los hábitos de vida y patrones de consumo y producción.

España en particular, está enfocada en implementar estrategias y modalidades de consumo y producción sostenibles, basados en la Conferencia de Río+20.  Y motiva a la población a comprar electrodomésticos de bajo consumo energético y a comprar alimentos locales y de temporada.

Así mismo, incita a reducir el uso de los vehículos y caminar más o utilizar el transporte público. Además de concientizar a la población a reutilizar los productos, y comprar los menos elaborados y que requieran menor embalaje.

En definitiva, para preservar el planeta se requiere de la voluntad de todos y que cada uno de sus habitantes cambien los hábitos de consumo. Y es necesario, además, generar cambios estructurales en los procesos de producción y orientar la demanda y oferta hacia productos y servicios que generen menor impacto ambiental.

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